Nos han enseñado que la ira viene solamente en cierta situación de tensión. Eso no es verdad.
Nacemos con ira; es parte de nosotros.
En ciertas situaciones aparece; en otras situaciones está inactiva, pero está allí. Así que uno primero tiene que sacar la ira que está relacionada, y luego ir al origen más profundo de la ira, que no está relacionado con alguien más; aquella con la que naces. Es impersonal, y por eso es un problema entenderla. Pero no hay necesidad de entenderla. Simplemente sácala, no contra alguien, sino sobre una almohada, con el cielo, con Dios, ¡conmigo! Simplemente sacarla es el punto.
Y porque no está relacionada tiene que ser absurda. Tú no sabes dónde sacarla, cómo sacarla, en quién verterla. Si tú la descargas en alguien te sentirás muy culpable, porque el otro no lo ha merecido en absoluto. Ése es su misterio, y le hace sentir a uno mismo muy perturbado.
Esto va a suceder con cada emoción. Hay una parte del amor que se relaciona con alguien. Entonces si tú vas más profundamente, un día llegarás a la fuente del amor que es impersonal. No se está dirigiendo hacia alguien; está simplemente allí, allí dentro. Y lo mismo es verdad con todo lo que sientes. Cada cosa tiene dos lados.
-OSHO
